¿Quien no se ha pasado alguna vez por una de las florecientes y ya habituales tiendas de segunda mano de nuestro país? A un módico precio te puedes encontrar con utensilios y aparatos usados a bajos precios como películas, móviles, aspiradoras… ¡¡incluso videoconsolas!! Un filón interesante para cualquiera de nosotros que nos guste este universo tan extenso y, digámoslo, caro, que es el mundo de los videojuegos.
Teniendo en cuenta esta premisa, no está de mas tener en mente estas tiendas para pasar de cuando en cuando y echar un vistazo al género, ya sean pads, juegos usados, consolas, y también algo que a los nostálgicos nos encanta, las consolas retro. Y es que de vez en cuando se da el caso de que alguien decide desprenderse por esta vía de su vieja videoconsola, con todos los pads y juegos en su haber, y ahí estamos nosotros, los cazadores de reliquias consoleras para que no dure en la vitrina ni un minuto ante el resto del mundo, ¡¡tiene que ser nuestra!! Pues bien, al hilo de esto último quiero compartir con vosotros una de mis experiencias con una de estas tiendas, para que de un modo u otro, no cometáis mi mismo error.
Cuando compré una consola retro usada
Si uno quiere una consola retro tiene varias vías para hacerse con ella. Bien por medio de webs de compra-venta de artículos usados, foros, grupos de redes sociales, o incluso las susodichas tiendas de segunda mano. Estas últimas tienen una serie de ventajas añadidas al resto de opciones:
- Suelen ser más baratas (el que sabe lo que tiene y pone su precio, suele apuntar bien alto, el que la lleva a una tienda de segunda mano no tanto, ya que hay un intermediario que tasa el producto como le da la gana).
- Se supone que alguien las ha probado previamente y certificado su buen funcionamiento.
- Tendremos una garantía de un año.
Esta última, junto con la segunda, puede que sean más determinantes a la hora de decantarnos por la vía de las tiendas de segunda mano para comprar una consola retro. Si compramos la consola a alguien de por ejemplo, milanuncios, ¿quien nos garantiza de que si al mes de usar la consola «peta» nos devolverá nuestro dinero? Nadie, de hecho no tiene porqué, pues es nuestro juicio a la hora de cerrar el acuerdo el que determinará si la consola se encuentra o no en buen estado. Esto es algo interesante, ya que debemos recordar que este tipo de componentes, de vida útil determinada, tarde o temprano por el uso se estropearán (los componentes electrónicos no son eternos, aunque nos pese).
Ante estas premisas servidor tuvo la genial idea de pasar por una tienda de segunda mano buscando una consola retro. La sorpresa fue mayúscula al verla en el expositor, «nueva y flamante». Esto último lo pongo entre comillas porque si bien el dicho dice «de noche todos los gatos son pardos«, aquí podríamos decir algo del tipo «tras el escaparate todas las consolas son pardas«. A lo que raudo entré a la tienda para consultar el precio, el cual era realmente apetecible, poco menos de treinta euros. Llegado a este punto el/la amable dependiente/a sacó la consola del mostrador y me la dió para que la examinara. A voz de pronto todo estaba Ok, en esos momentos no ves los mínimos detalles y te conformas con poco, ya que al fin y al cabo está usada, no va a estar como el primer día.
Es en ese momento cuando uno tiene la OBLIGACIÓN de probar el electrodoméstico en cuestión en tienda. Maldita la hora en la que, por las prisas que uno lleva siempre, y la premisa que me dieron de que tendría un año de garantía, decidí llevarla a casa para probarla más tranquilamente sin la interminable cola de gente esperando a que me atendieran (es frustrante querer probar algo y que solo para que te la conecten pase media hora). Por lo que me arriesgué y la pagué religiosamente junto con un pad adicional y un juego extra, una ganga a mi parecer. Llegado a este punto nos encontramos ante lo que originó este post, el segundo pad. El hecho de comprar el pad adicional se debió a que extrañamente la consola solo la vendían con un pad que no era el de serie, sino uno compatible, pero bueno, ante el precio no le podía hacer ascos al asunto, y de ahí decidirme por comprar un segundo pad a parte que había en la tienda, siendo este el original de la consola. Les insté a que me cambiaran el pad alternativo por el original, pero «lo que ves es lo que hay».
Al llegar a casa comencé el ritual que tuve que haber realizado en la tienda de segunda mano, probar todos los componentes uno a uno. Todo marchaba a la perfección hasta que llegué al pad original que compré. Este solo funcionaba en parte (solo reconocía la mitad de los botones), cosa rara, pues hacía lo mismo enchufara donde lo enchufara, es mas, el pad alternativo si que funcionaba en cualquier conector. ¿Solución? El pad original estaba defectuoso. Pues nada, a echar otro viaje para cambiar el mando.
A la mañana siguiente tuve que perder otro rato para descambiar el mando por otro. Por suerte llegué y tenían alguno más, por lo que me decanté por el más nuevo. Pero tonto de mi cometí el mismo error, por las prisas de siempre me lo llevé sin probar ¿cómo iba a fallar el segundo pad que me llevaba de la tienda? Se supone que los prueban. Pues dicho y hecho, al llegar a casa comprobé que el segundo pad hacía lo mismo que el anterior. ¿Qué estaba pasando? ¿Sería problema de la consola o que había cogido dos pads averiados que daban el mismo fallo? Lo curioso del asunto es que ambos eran originales y fallaban del mismo modo, sin embargo el paralelo funcionaba a la perfección. Me estaba volviendo loco.
Cansado del asunto recogí la consola, la metí en la bolsa en que me la dieron, y marché a la tarde por tercera vez a la tienda.
Al llegar expuse mi caso, y al estar poco satisfecho con la compra pedí que me devolvieran mi dinero, a lo que me comentaron que tenían que probar la consola delante mía. Yo encantado, quería que ellos mismos vieran que no me estaba volviendo loco. Tras un buen rato otro dependiente se pone a probar la consola, y evidentemente el fallo seguía existiendo. En este momento comenté:
–¿veis?, no funciona con los pads originales, solo con el alternativo que traía, por eso quiero que me devolváis mi dinero-.
A lo que el dependiente me soltó un:
–La consola no está rota, esto no es cosa nuestra, sabías lo que te llevabas-.
En ese momento puedo asegurar que la mala leche que reina en mi empezó a invadirme. Y ya lo que me faltaba:
-Si la consola no está rota no podemos hacer nada, es política de empresa-.
¡¿No está rota?! ¿Cómo co** lo sabes? No solo estaba viendo delante mía que la consola no reconocía los pads originales, sino que además se lavaban las manos completamente, diciendo además que no tenían mas pads para probarla y que tenía que llevármela. Es decir, no me resolvían el problema. Tras insistirle varias veces con que yo no me llevaba la consola en ese estado y ponerse la conversación más seria, el chaval pasó de mi cara y se puso a atender a otro comprador. Y es que esto último es lo que más me tocó los coj****, no que la consola estuviera o no averiada, sino la forma de atenderme, de no dedicarme ni cinco minutos, y de dejarme solo con la consola conectada. Es entonces cuando me dieron ganas de… en fin, eso ya a juicio de cada uno. Pero cuando ya pensaba poner una hoja de reclamaciones (por no liarme allí a gritos) y perder el resto de la mañana (aunque no sirva de gran cosa), me da por buscar por mi cuenta otro pad por la tienda. ¡¡Sorpresa!! Sí que habían más pads para probar, esos pads que el tipo ni se dignó a buscar. Por lo que se lo di al chaval sin mirarlo siquiera, más que nada porque en ese momento no era precisamente un mando de consola lo que le quería dar, y al probarlo con la consola finalmente lo reconoció. Me alegré, ya estaba medio loco, pensaba que me llevaba una consola estropeada, todo era por culpa de que en la tienda tenían mas pads defectuosos que perros descalzos, pero finalmente topé con uno que si funcionaba correctamente, aunque todo sea dicho, estaba muy maltrecho el pad. ¿Y yo que pensaba que probaban todo lo que vendían?
Como veis el final no fue malo del todo, la consola estaba bien y encontré un pad que funcionaba, pero al pecar de confiado no solo una, sino dos veces de que los productos que compraba estaban testeados, me compliqué yo solo la compra. Todo se hubiese solucionado desde el principio si hubiese aparcado mis prisas y les hubiese obligado a probar la consola detenidamente. He de reconocerlo, el fallo fue mio. Me habría ahorrado tres viajes diferentes a la tienda en dos días, y lo que es mejor, no tener que discutir con nadie con solo probar la consola. Una vez que pagas te solidarizas con la compra esté en el estado que esté, para lo bueno o lo malo, y si está estropeada en el mejor de los casos te dan un vale por la cifra pagada, así que atentos a la letra pequeña.
Por lo que como moraleja final de esta historia comentaros que SIEMPRE, compréis lo que compréis en una tienda de segunda mano, por mucha garantía que os digan que tienen los productos, PROBÉIS LOS PRODUCTOS que vayáis a pagar. Yo ya no vuelvo a cometer el mismo error. Espero que esta anécdota os sirva de algo.
Lo dicho camaradas, ¡buena caza en las tiendas de segunda mano buscando reliquias consoleras y «cuidado con las políticas de empresa»!
Buen consejo mejor persona xD. en la tienda de segunda mano por especialidad con la carita sonriente y fondo rosa siempre que compro algo les digo, prestame lo necesario para comprobar su funcionamiento. despues en casa la termino de revisar y si todo va bien procedo a limpiala xD